Somos los perfectos parabatai. Protegiéndonos las espaldas sin descanso, nunca nos separarán, amigas y compañeras hasta el final.
.........................................................................................................................................................................................................................Ave Atque Vale. "For you to be my eyes when I do not have them. For you to be my hands when I cannot use my own. For you to be my heart when mine is done beating."

sábado, 13 de julio de 2013

Páramos. Capítulo 2.

Alguien me levanta del suelo, y oigo una voz que chilla:
-¡Excelente! ¡Realmente excelente! ¡Has tardado dos segundos en caerte al suelo cuando los Irabitas han dicho tu nombre, casi tanto como Harry Potter cuando vio a un dementor por primera vez!
Oh, qué bien. Lo que nos faltaba. Xemerius, mi metomentodo e imbécil entrenador ha visto todo el espectáculo, igual que (supongo) toda la multitud que se apiña a nuestro alrededor.
-¿Estás bien? -me pregunta Noé.
-¡Pues claro que NO está bien! -espeta Xemerius antes de que yo pueda responder. -¡Está mal, muy mal, sobre todo de la cabeza! ¿Pero tú te crees que esto es normal, niña llorica? ¡Todavía no han empezado con las pruebas! Dios nos ampare, ¡a saber cuánto tiempo tardas en montarla otra vez tú!
Si los melones cayeran del cielo, daría mi vida por ver a uno caer sobre la cabezota pelada de Xemerius. Sin embargo, no tengo tiempo para pensar: una mujer está llamando a los nominados por su nombre y apellido, y me da en la nariz que será mejor que estemos preparados para cuando nos llame.
-Esa es Yurena Ravenclaw -me explica Noé. -Parece ser que vamos a reunirnos con ella y con el resto de los nominados antes de que empiecen las pruebas.
-Pero... -murmuro aturdida. Muy bien, Ada Sage. Te desmayas y la primera palabra que dices (si a eso se le puede llamar "decir") es un mediocre y simple "pero". -Pero -repito, esta vez con más firmeza -, esto es un error. Ni Noé ni yo tenemos diecisiete años, Xemerius. Tienes que solucionar esto.
-Escúchame bien, preciosa: tú y tu cabeza sangrante debéis ir ahora mismo con Yurena Ravenclaw, o ella misma se encargará de que enmarquen vuestros cuerpos disecados en la puerta de su habitación -replica mi entrenador, alzando las cejas. -Ya negociaréis con ella lo que tengáis que negociar.
-¿Negociar? -pregunta Noé, abriendo unos ojos como platos. -¡Que yo sepa, la gente no suele negociar mucho con los nominados, Xemerius!
-No, y que tú sepas, tampoco -añado, apoyándole. Xemerius nos escruta con la mirada a los dos, con esa cara que pone cuando está a punto de soltar: "¿Pero qué diablos estáis tramando vosotros dos?". Sin embargo, esta vez no dice nada, si no que nos empuja hacia la multitud:
-¡Ya hablaréis en otro momento! -grita. Irritada, busco a Noé con la mirada, y le encuentro al lado de los demás nominados. Me coloco a su lado. Yurena Ravenclaw recorre con sus ojos (más bien, con el cristal oscuro de sus gafas) los rostros de los pobres, desgraciados y sin futuro nominados. Nuestros rostros, básicamente. Mientras tanto mi cabeza da vueltas a toda prisa casi puedo imaginarme un millón de engranajes girando, encajando entre ellos, emitiendo un ruido terrorífico y metálico en mi cerebro. Primero me imagino cómo serán los ojos de Yurena Ravenclaw: ¿serán dos enormes pozos negros, como los de un feérico? ¿O más bien tendrán un color azul, como si fueran dos bloques de hielo flotando en el agua? Mi mente sigue imaginando colores: verde punzante y hermoso, gris frío y despiadado, marrón oscuro y cálido.... Enseguida en mi mente se dibuja otro pensamiento mucho más útil: ¿Cuál sería la forma perfecta de matar a Xemerius para que pareciera un accidente? Mi ira hacia él va aumentando por momentos, pero de pronto una voz me saca de mis sangrientas, sádicas y placenteras ensoñaciones:
-¡Ada Sage y Noé Asensio! -exclama Yurena. Su voz es una especie de trueno en medio del barullo. Y, como los truenos, previene del peligro de "tormentas", porque desde luego, la que nos va a caer a nosotros no es para menos. Veo a Noé avanzar hasta una cosa enorme parecida a una cúpula que yo, no sé cómo, no he visto hasta ahora. Así que le sigo, pues supongo que eso es lo que se debe hacer en estos casos, seguir a tu razonable y sensato amiguito, siempre que tú seas un ignorante como yo.
Nos detienen dos hombres cuando estamos a punto de entrar en la cúpula, y nos preguntan de qué ciudad somos, nuestro nombre y nuestra edad. La última pregunta es la crucial, pues cuando Noé le contesta que yo solamente tengo quince años, y que él tiene dieciséis, se quedan mirándonos misteriosamente, como si en realidad ya supieran la respuesta; percibo un deje de compasión en sus ojos.
Nos hacen pasar dentro de la cúpula y subir una escalerilla, por la que llegamos a una especie de "panel de control" que se parece muchísimo al de una nave espacial. Alrededor de una enorme mesa redonda de hierro color gris oscuro se han sentado los demás nominados. Deduzco por la cantidad que somos los últimos. De repente me acuerdo de que no me he despedido de mi madre ni de Mónica, y a saber si después de esto vuelvo a verlas pronto. Miro a Noé, y él me devuelve la mirada. Le conozco demasiado bien como para saber de sobra que él está pensando en lo mismo. Seguramente tampoco se ha despedido de sus padres ni de su hermana Luna, que tiene la misma edad que Mónica. No tenemos tiempo de expresar nuestros temores en voz alta, ya que de pronto entra Yurena en la sala, seguida de un par de hombres vestidos con traje y corbata. Mi instinto me dice que me siente, pero mis pies me lo impiden. Estoy paralizada. ¿Por qué? No lo sé. ¿Miedo? Tal vez. Yurena no se ha quitado sus gafas oscuras, para mi disgusto. De pronto, la veo acercarse peligrosamente a mí, y las manos comienzan a sudarme.
-¿Eres Sage? -me pregunta. Asiento débilmente. Ella señala una silla: -Siéntate.
Hay que ver lo rapidito que obedezco ahora. La parálisis en los pies se me ha curado como por arte de magia. Por suerte, sigo estando al lado de Noé. Me acabo de dar cuenta de que el resto de los nominados me están mirando un poco... Raro, por decirlo de alguna manera. Creo que les da un poco de asco mi herida sangrante, como si fuera un muslo de pollo recién arrancado, o algo así. Qué bonito.
-Eregor -murmura Yurena a uno de sus hombres. Éste asiente, y se dirige a nosotros, hablando como si fuera un robot programado o algo así:
-Queridos tributos nominados, os hablamos desde la cara misma del poder y el éxito para recordaros que vosotros también tenéis la oportunidad de poder llegar a hablar desde esta cara. Esta oportunidad son las pruebas que se os plantean todos los años, a las que solo algunos privilegiados tenéis la oportunidad de asistir en primera persona. Estas pruebas comenzarán mañana, y finalizarán cuando solo quede vivo uno de vosotros. Si quedaran dos, y fuese endemoniadamente difícil hacer que alguno muriera, entonces podría barajarse la posibilidad de que los dos sean ganadores. Tendréis que luchar entre vosotros, la comida será el fruto de vuestro ingenio, el premio por seguir vivos. ¿Alguna duda?
En realidad, tengo muchas dudas. La primera sale de mi boca antes de que pueda detenerla:
-Disculpe, pero no puedo entender una cosa. Verá, Noé Asensio y yo somos menores de diecisiete años. No podemos participar, lo prohíbe la ley.
Algunos nominados me miran comprensivos, tal vez hayan estado hablando sobre nosotros y lo mucho que se compadecen de nuestras miserables vidas antes de que llegáramos.
-Las leyes cambian -esta vez es Yurena Ravenclaw la que responde, y solo dice eso.
-¿Sería muy arrogante preguntarle por qué no nos han avisado antes de este contratiempo, Yurena Ravenclaw? -pregunta Noé con cautela. No puedo disimular una sonrisa al oír que la llama por su nombre completo, y es que es imposible llamarla de otro modo. Yurena suena demasiado amigable, Ravenclaw suena imperativo, y llamarla "señora" o "señorita" quedaría ridículo en una persona tan... ¿Dura? ¿Temible? ¿Aterradora?
-Sí, sí que lo sería -responde la mujer, clavando sus cristales oscuros en Noé. Casi puedo sentir el corazón de mi mejor amigo latiendo desenfrenadamente a causa del miedo. -Lo sería si me lo preguntaras a mí -añade, despacio. -Pero, hagamos una cosa que bien puede parecer un disparate y una falta de respeto hacia nuestra cultura: fingiremos que no me has preguntado, y yo te responderé como si hubiéramos llegado a algún extraño acuerdo, que es precisamente lo que hemos hecho.
Yurena Ravenclaw se inclina hacia adelante y murmura:
-No hemos podido avisaros porque nosotros mismos acabamos de enterarnos hoy. No lo hemos decidido nosotros. Lo han decidido otras personas con más poder y derecho para dar órdenes. Créeme, Asensio -Noé se sobresalta al oír su apellido. -No hay nadie, aparte de tu gato, que lo lamente más que yo.
Se hace el silencio en la sala. Un silencio bizarramente confidencial.
-¡Bien! -repone enseguida Yurena en su tono enérgico y potente de siempre. -No hace falta decir que todo esto es secreto profesional y que solo vuestras familias deben enterarse. Ya os podéis marchar. Nos veremos mañana a las nueve en punto en el Valle de Ancestia.
                                 ***
Por la noche, en mi casa, me tumbo en la cama, pensando que tal vez Yurena Ravenclaw no sea tan mala como la pintan, que menos mal que no hemos empezado hoy (aún me da tiempo a ver a mi madre y a mi hermana, por suerte), y que Xemerius es un maldito bastardo cavernícola. ¿Por qué no ha dado la cara y nos ha defendido hoy? Sin embargo, tengo la sensación de que mi mala suerte no ha hecho más que empezar.
Lo llamo mala suerte porque llamarlo ruina del diablo sería demasiado alarmante. Aunque la ocasión en sí ya lo es. Mañana vamos a enfrentarnos con gente más mayor que nosotros. Llamémoslo operación suicidio, a secas.
No tardo en dormirme, y en mis peores pesadillas aparecen las gafas de Yurena, mi herida, los zapatos desgastados de Noé, la sonrisa socarrona de Xemerius. Después, escenas de sangre. Los rostros de los nominados se desfiguran. Y de pronto, una imagen muy nítida: Noé cayendo al suelo bajo el cortante filo de una espada.
 

viernes, 12 de julio de 2013

Mi nombre es Khan (reseña de la película).

Escribo esto ahogándome en mis propias lágrimas de emoción al recordar esta película. No hay palabras (de momento) para describirla, si luego se me ocurre algo, lo pongo xD Dentro con la información:
Está protagonizada por Shahrukh Khan y Kajol. Narra la historia de un hombre musulmán, síndrome de Asperger, su mujer y su hijastro en la época de los atentados del 11-S de 2001. Esta es una película basada en hechos reales: El 14 de agosto de 2009 (probablemente cuando todos estábamos felizmente de vacaciones), Shahrukh Khan fue detenido en el Aeropuerto Internacional Libertad (libertad, irónico el nombrecito) de Newark por culpa de su apellido. Debido a la indignación que esto causó en la India (supongo que con razón), el gobernador Arnold Schwarzenegger le invitó a cenar. En el estreno de "MI nombre es Khan", el partido político hindú Shiv Sena se rebeló contra la película, hasta que se prohibió el filme. Pero bueno, voy con la sinopsis:
Khan es un hombre musulmán con síndrome de Asperger al que detienen en un aeropuerto por lo que he explicado antes. Es una persona muy inteligente, pero no tiene doble sentido del sarcasmo, por ejemplo, o se toma todo muy literalmente. Por ejemplo, y para que lo entendáis, cuando alguien le dice: "¡Pasa, estás en tu casa!", él entiende literalmente que está en su casa, y pregunta: ¿Pero cuándo he comprado yo esta casa? Cosas así Wink
Este hombre vivía con su madre, hasta que está murió, según él "su corazón se hizo demasiado grande por tanta bondad y no pudo seguir latiendo". Así que Khan se va a San Francisco con su hermano, un hombre de negocios que nunca le comprendió, ni trató de mostrar empatía por su enfermedad. Por suerte, la mujer de su hermano, experta en psicología, le ayuda a defenderse y a sobrellevar su problema en la gran ciudad. Comienza a vender productos para la piel y el cabello, y conoce a Mandira, una peluquera de la que se enamora. Se hacen amigos, ella por lo menos parece comprenderle, y él la desafía diciendo que, si le enseña un solo lugar que ella no conozca de la ciudad, deberá casarse con él. Ella acepta, y acaban casándose a pesar de las dificultades que tienen (ella es hindú, y Khan es musulmán), y lo logran al final. El hijo de Mandira pasa a ser el hijastro de Khan, por lo que su apellido pasa a ser un apellido musulmán.
Tras el atentado de las torres gemelas, se desarrolla en todo el país una tremenda fobia hacia el islam, y unos niños le pegan una tremenda paliza al hijo de Mandira, matándole. Mandira, convencida de que su matrimonio ha sido lo que ha matado a su hijo (la culpa, según ella, la tiene el apellido recién cambiado), se enfada muchísimo con Khan, y, desesperada, le dice que si quiere volver, deberá ir a decirle al presidente: "Mi nombre es Khan, y no soy un terrorista".
Os dejo mi opinión:
Sinceramente, es una película perfecta. Lloraréis hasta deshidrataros, la crisis de cleenex os invadirá, los mocos se os saldrán hasta por las orejas, pero habréis aprendido una lección de vida: que en el mundo, solo hay dos tipos de personas (no, no voy a decir las que chupan la nutella del cuchillo y las que no xD): las buenas y las malas. No hay más diferencias.