Lejos

Allí. Más allá de las fronteras, donde el horizonte se difumina y empieza a mezclarse con el color del cielo. Donde las nubes parecen trepar por las montañas y querer atrapar los últimos rayos de sol. Donde tu alma parece apreciar con otros ojos la belleza de un atardecer, las gotas de rocío en la hierba, el olor a lluvia, el sonido del viento que te hace recordar el mar.
Sé que estarás allí. En un lugar donde la naturaleza no sea maltratada, si no amada, en el que se pueda respirar aire puro, en el que la nieve o la tempestad sean todos los días regalos que nos hace la vida, no simples fenómenos meteorológicos.
Te encontrarás en aquel lugar donde cada flor es un beso alegre y risueño, donde las nubes oscuras te acompañarán todos los días, recordando, melancólicas, tu dolor, y haciéndolo desaparecer con una buena lluvia que lo limpie todo. Donde los truenos, rayos y relámpagos se unan en un festín de sonidos, cantando con voz atronadora, soltando estrepitosas carcajadas.
Te imagino allí. Donde los ríos empapen, humildes y cristalinos, los musgos verdes. Donde los picos de las montañas recorten sus siluetas, orgullosos del paisaje que pueden ver, dejando que la nieve se asiente en ellos, curiosa, queriendo también ellas contemplar las vistas. Donde los abrazos de la suave y pesada niebla te adormilen, cantándote una nana diferente cada día, con una melodía que jamás has oído, con una letra en un idioma de los Alpes que nunca recordarás a la mañana siguiente. Espero que mañana sea un día precioso.
Dulces sueños.